La inteligencia artificial (I.A.) es un tema controversial desde cualquier óptica. Quizás porque las películas de ciencia ficción nos han enseñado que es muy peligroso dejar que robots extremadamente inteligentes tomen el control de las cosas y eliminen a los humanos. Ahora bien, dejando a un lado la ficción, si hay estudios que indican que la inteligencia artificial puede llegar no a eliminar, pero sí a sustituir a abogados y jueces en el desempeño de sus funciones.
El reconocido periodista Andrés Oppenheimer en su libro “Sálvese quien pueda” explica como la I.A. es cada vez más utilizada en grandes despachos jurídicos para analizar contratos corporativos y proponer correcciones. Tareas estas que usualmente realizaban los asistentes legales o abogados Juniors. Del mismo modo, esos mismos despachos comenzaron a utilizar los programas legales LegalZoom y Rocket Lawyer como recopiladores de datos, cosa que también sustituye a los referidos asistentes. Es así como estos algoritmos están sustituyendo a los abogados, ya que fácilmente pueden hacer ciertos escritos como contratos y hasta divorcios.
Además de eso, los jueces corren el peligro de ser desplazados por algoritmos mucho más eficientes ya que esas I.A. no tienen prejuicios, no se cansan, pueden analizar las decisiones de manera mucho más imparcial y hasta evitan la corrupción. Sin contar que a diferencia de los jueces humanos, no toman vacaciones, no se enferman, dejan de lado sus emociones y pueden trabajar todo el año.
Todo lo anterior pudiera parecer que es algo muy lejano o que faltan muchos años para que llegue a Latinoamérica, sin embargo, ya Estados Unidos es pionero en el uso de sistemas legales y con el avance de la tecnología no estaremos muy lejos de conocer a la primera I.A. en el cargo de juez.
Es por ello que como abogados digitales debemos adelantarnos a esa posibilidad, debemos estudiar, prepararnos y explorar ese mundo tecnológico jurídico que nos brindará no sólo nuevas oportunidades sino un sinfín de nuevas profesiones relacionadas con el derecho.
