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Estudiar abogacía lleva intrínseca una territorialidad. Es decir, cuando comenzamos la carrera estudiamos la constitución, leyes nacionales, jurisprudencia nacional y la práctica jurídica propia del país de origen. Si bien el derecho comparado y derecho internacional forman parte del estudio, lo cierto es que pocos estudiantes de derecho o abogados recién graduados se visualizan ejerciendo su profesión en otras latitudes.

En mi caso fue así, siempre pensé, que a pesar de la situación país, ejercería mi carrera en Venezuela. Y así lo hice durante muchos años. Pero el empeoramiento de la calidad de vida, la hiperinflación y el sistema jurídico decadente me hicieron mirar hacia afuera para evaluar la posibilidad de ejercer el derecho en el exterior. Sabía que no era fácil, evalué varias opciones, Colombia, Chile y México, siendo las tierras aztecas las elegidas para emprender la aventura.

Antes de emigrar por completo en 2017, hice dos viajes previos a México para conocer ciudades, costos y requisitos para poder hacer una reválida. La Secretaría de Educación Pública fue el ente que me brindó toda la información para hacer la reválida, la cual comienza desde el bachillerato. Es decir, primero se revalida el título de bachiller para posteriormente iniciar los trámites de la homologación del título de abogado.

Para ello necesité todo tipo de documentos: títulos, notas certificadas, pensum de estudios, programas y demás certificados que permitieran comprobar mis logros académicos. El proceso no fue fácil ni rápido, requiere pago de impuestos, de análisis y tiempo. Desde que inicié el trámite de revalidar el título de bachiller hasta que me entregaron el título homologado de abogado pasaron 6 meses. Y el periplo no terminaba allí, luego tuve que tramitar la Cédula Profesional, documento que acredita las profesiones en México y que para los abogados viene siendo lo más parecido a un Carnet de Colegio de Abogados o al Inpreabogado venezolano.

Dicha Cédula Profesional la obtuve en 2 meses, por lo cual, todo el trámite de reválida de estudios me tomó poco más de 8 meses. Sin embargo, la satisfacción fue muy grande, especialmente porque mucha gente me dijo que era “imposible” ejercer la abogacía fuera de Venezuela, e incluso estando en México, varias personas me dijeron que no se podía, que como extranjero no podría practicar mi amada profesión.

Actualmente puedo ejercer sin problemas en México, el trato de “Doctor Tamayo” cambió a “Licenciado Tamayo” y las formas y costumbres mexicanas desde el punto de vista jurídico son similares a las venezolanas.

El abogado migrante siempre estará en modo aprendizaje, en un constante estudio del derecho, pero créanme que ver tu nombre en un expediente como representante legal en un litigio siendo extranjero da muchísima satisfacción.

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